jueves, 22 de abril de 2010

Relatos del Miércoles (en jueves de nuevo)


Viejas Eras 
parte 5
Busca las demás partes,
se encuentran en la barra
lateral derecha en al sección
"Labels","viejas eras"
-atte: Editor



Sus manos se encontraban en el  volante, y sus pies se habían clavado en el acelerador, pero no sabía realmente lo que sucedía cuando entró en si misma. Las lágrimas recorrían sus tersas mejillas formando pequeños ríos, aquello la tenía sorprendida pues era como si un ente tomara posesión de sus extremidades y sus lagrimales reaccionaran con el miedo y la adrenalina. Y escuchó por fin todo su alrededor, el carro rugía del esfuerzo provocado por la aceleración, ahora ya se encontraban lejos de la zona de los hombres extraños y eso la aliviaba un poco.

Arlette ya no podía oir la voz en su interior y esta fue remplazada por la de su compañero, era normal, incluso un poco sosa pero había algo en ella que la enloquecía pues, no sabía si apoyarse en ella u odiarla.

-¿Gracias, no se realmente como agradecértelo? - Leonel dijo, pero su compañera seguía en un trance, ahora moral. Y antes de que pudiera responder observó asustada el retrovisor, pidió que eso realmente fuera un sueño. Tres mercedes se acercaban por detrás el brillo de la carrocería negra que reflejaba la luz de los postes parecía dar un estilo elegante a la muerte. 

Un disparo hizo reaccionar a la joven, quien gritó desesperada al igual que su acompañante, pero el resto de su cuerpo mantenía el carro firme. 

-No... - se oyó de los delicados labios de Arlette

-¿Estás bien? - el el grito del hombre no fue bien recibido.

-No...N, No - más lagrimas brotaron -Mam..á, pa... Ant..

Leonel acercó su mano hacia su compañera aún bajando la cabeza por el tiroteo, pero ella estaba desecha, después de todo el destino le había jugado una mala pasada, y para ella era el final de camino, con sus ultimas fuerzas manoteó hacia su compañero.

-¡Dejame!- y un llanto volvió - sa..lvenme... -  la voz entrecortada de Arlette se vio avasallada por gritos enfurecidos de los hombres que se acercaban a gran velocidad en sus lujosos carros. Una bala surcó la distancia, rompió el vidrió anterior del Beetle e impactó en la cabezera del asiento del joven Leonel y en su nuca dejándolo postrado sobre el tablero, inerte. Las manos en el volante dieron un vuelco enorme al entrar en un estallido mental y el carro se estrelló contra la cerca de un campo de entrenamiento.


*      *       *        *         *


Ahora, no eran lagrimas, la escena estaba teñida de carmín, pero Arlette solo podía sentir una pulsación de dolor en su cerebro al palpitar rítmico de su corazón, no sabía donde estaba ni podía recordar nada, solo miraba la destrucción y el fuego sembrar miedo a su alrededor y al cuerpo al parecer sin vida del acompañante.

Los carros se detuvieron a sus costados, de ellos solo pudo distinguir unos mocasines negros y otros zapatos que se acercaban corriendo a la escena, pero no razonaba la escena, sus manos estaban bañadas de algo, de un líquido, pero no concibió que era su propia vida que tocaba sus dedos.

-¿Qué ha pasado? - dijo uno de los hombres.

-¡Te lo chingaste! - dijo otro

Un tercero colocó las manos sobre la cabeza de Leonel y la jaló hacia atrás. -Está vivo... - todos maldijeron y otros descansaron, jalaron de los pelos al hombre y lo aventaron hacia el suelo. unas manos recorrieron el rostro de Arlette, parecían hornos andantes en comparación al frío que la tomaba.

-Está gravemente herida - dijo un hombre afuera del transporte destruido

Aquel que garraba y recorría su cuerpo, gravando  su cálida esencia dijo - No hemos venido para salvar a nadie, solo por Miukim. Déjenla morir.

-¡El rey eterno! - rió al acercarse al cuerpo - puras idioteces -. De una patada giró el cuerpo y este quedó boca arriba. Leonel se encontraba dormido,  roncando como si no hubiera pasado absolutamente. El hombre de trajo gritó furioso... a Arlette le pesaban los ojos, los parpados y se cerraban como puertas pesadas. parecía encontrarse cubierta de nieve, congelada y mareada, su vida la recorrió en un instante pero no dijo nada, solo miraba hacia el firmamento estrellado, negro, triste como el momento en que perdió todo.

-¡Qué mierda! - escuchó ya sin poder enfocar, parecían lejanos, gritos, tiroteos, maldiciones, golpes, destrucción, todo le era ya un a ilusión.

-¡VU SUV MIUKIM; XIW TI MUC MELLOTS TI ZIRGOS!...- y así un alma pura y blanca abandonó sus ataduras carnales, dirigiéndose a los desconocido, perdiendo todo en el camino que alguna vez osó amar... 


-¿estás bien?- un sonido reconfortante...


continuará...