miércoles, 9 de diciembre de 2009

Tarquius: relatos de un mundo eterno (pagina 2-3)

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-¿Ya han pasado dos semanas verdad?- dijo un soldado cansado.

-si y parece que los trucks piensan que estamos muertos- contestó otro.

Irictia en aquellos tiempos solo pensaba en la venganza por la muerte de sus camaradas. Ella y unos cuantos miles de Grustocks que habían vivido horror de mirar que sus familias morían destrozados gracias a las hachas de los Trucks; se dirigían al norte para buscar alguna ayuda pero cansados y desolados no podían llegar muy lejos.

-¡acamparemos aquí!- exclamó la princesa Irictia.

-pero... mi señora los Trucks nos pueden alcanzar.

Se oyeron unos pasos caminar sobre la hojarasca – soldado obedece a la princesa Irictia - la gran y devastadora vos era de Glas un hombre grande de cuerpo robusto y de pelo castaño, era de la realeza al igual que irictia que había caído enamorada de aquel guerrero en tiempos más sencillos. –Sé que conseguiremos ayuda – dijo Irictia, Glas que era un poco reservado solo dio vuelta y dijo dirigiéndose a ayudar a los soldados a establecer un campamento -no importa a que costo, conseguiré ayuda, yo te lo prometo Irictia, que con mi sangre lo haré.

Ya en la mañana Glas se había despertado temprano junto con otro soldado que al parecer estaba demasiado cansado como para mantenerse despierto, vigilaban la zona por si había algún peligro. Solo se oyeron unos pasos en la tienda de acampar de aquella doncella de cabello rubio, piel blanca y ojos azules como el hermosos cielo; a lo lejos se escuchó –¡nos atacan!.

-¡son ladrones del bosque!- se oyeron unos gritos.

Despertándose rápido, Irictia se levantó poniéndose una ropa no muy adecuada para su rango de princesa y salió viendo a cientos de ladrones que montaban unos animales extraños para ella, eran grifos de los desiertos perdidos, dirigió su vista a una espada olvidada por un rezagado entonces desenfundo, era extraño que una princesa supiera pelear.

-¡cuidado!- sonó a lo lejos y todos dejaron de combatir –¿qué es eso? – dijo un soldado Grustock. Los árboles salían disparados de repente un monstruo gigante de piel gris, con un solo ojo y con dos cuernos que lo hacían parecer un demonio de gran altura, sacudió a todos y de un solo golpe saco a diez hombres tanto bandidos como grustocks entonces se dirigió al jefe de los bandidos y dijo “tevi ice roitxe” el forajido desenvainó su espada, aunque Irictia no entendía lo que decía el monstruo, sabía que era malo.

Entonces el monstruo dio pasos firmes destruyendo y quitando a los bandidos que defendían a su jefe de aquella temible amenaza -maldito- dijo aquel hombre de piel morena ente dientes, Irictia rápida en pensamiento mandó una orden de ataque.

Los desconcertados soldados obedecieron a las ordenes de su princesa. Cientos de soldados Grustock salían volando, Irictia ante semejante pandemonio subió a un árbol con una destreza que a pocos les hubiera parecido normal y desde ahí lanzó un ataque con su espada que dio directamente hacia la frente del monstruo, solo quedó en silencio todo el ambiente solo interrumpido por el caer de ese terrible monstruo.

-Gxesoec, gxesoec- repetía sin cesar el líder de los ladrones.

Irictia al no saber que decían solo se quedó parada y un poco desconcertada.

El bandido al verla, contestó- gracias, pensé que el idioma antiguo era usado comúnmente... -estamos a tus servicios yo y estos hombres-, Glas observó un rato frunció el ceño y dio vuelta a tras.

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