lunes, 28 de junio de 2010

MI muerte 2 (parte 1)

Y ese día estaré quieto, hincado sobre el dorado cojín y portando el elegante vestuario negro. Ese día cruel será cuando mis manos esperen temblando el cambio…

El halcón estará observando detenidamente y yo tan orgulloso de la progenie que enaltecerá con el fruto de su vida la vida en la tierra… pues yo lo abandonaré más pronto de lo que quisiera, y así con el gran filo reluciente en su mano baja la mirada, pues en sus mejillas corre un río, caudal de añoranzas, incertidumbre y nostalgia de viejos tiempos cuando él y yo solíamos volar juntos, creándole una corriente por la cual pudiera sobrevivir todos los años en los que yo no lo pudiera alcanzar -¡que orgullo!-, poderlo observar en el mejor de sus días, noble, fuerte, un guerrero digno del león amorfo con ojos llenos de un fuego sosegado por el momento… por mi adiós.

Miró en secuencia hacia la izquierda y la desnudo con mis ojos por última vez con tanta ternura y pasión como la primera vez que la amé. Ella es mi todo. Recuerdo, y con gran alegría; esos momentos que disfruté con ella, cuya mano me siguió en el camino, cuya mirada me cautivo desde la primera vez. Le agradezco haber seguido mis locuras a través de tantos años, de tantas discordias y de tanto amor. Pero a a pesar de todo está aquí, acompañándome en  la última de mis demencias. y la hermosa e igual de digna que el ave resplandeciente que se posa frente a mí  la acompaña, hija entre hijas no desea que esto pase, yo sé que estará bien, lo sé por que la crié y heredará lo mejor.

Como desearía poder seguir escribiendo, poder decir que soy el rey eterno, pero no en esta vida, no en este cuerpo decadente que ha visto el caer de las hojas y nacimiento de los brotes rosas del cerezo tantas veces.  Hoy mi respiración se corta pero sigo recto, sin movilidad, ya seré capaz de observar las llanuras doradas y el cielo negro pero brillante por el cual mi esencia espera. Hay muchas miradas ese día, marchando llegarán,  con miedo – y con morbo en demasía – observan el caer de aquel que osaron amar o insultar, últimamente rondan las sombras con sonrisa por fuera, rabia por dentro. Pero yo los conozco, desde hoy y antes de esos días, se lo que son, se lo que quieren y de eso nada les tocará. Solo daré mi vida a aquellos que amo, que lo merecen.


El último rey será de los últimos en llegar, de los 4  el será el sobreviviente, y mientas observa a los príncipes yo me doy cuenta que durante años deseará volver a vernos reunidos, pero solo en imágenes quedará el triste recuerdo, le dejo ver mi sonrisa, aquella que en algunos años brillaba, ahora delinea las marcas de la madures por las cuales me han alabado. Cosas efímeras…



0 comentarios:

Publicar un comentario

caminantes dejen sus opiniones