miércoles, 24 de febrero de 2010


Viejas Eras 
parte 4
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-atte: Editor





El sonido de las llantas dejó atrás todo  ruido, uno de los hombres de traje metió la mano a su saco de forma agresiva, pero el otro lo detuvo haciendo un gesto de desaprobación; el carro se perdió a lo lejos.

Ya dentro del vehículo leonel se sintió liberado, en su  reducido asiento de piel nada pasaría, por lo menos no lo encontrarían rápidamente; un resoplido salió accidentalmente a través de su boca y se aplastó como si pesara toneladas. Durante un largo tiempo el carro parecía una morgue, nadie hablaba, el silencio era inevitable como el haberse topado esa noche tan extraña. Al poco tiempo aquella falta de dialogo comenzó a desesperar a los jóvenes.

-Gracias... por el aventón - concedió él, pero poco a poco se iba dando cuenta de que estaba con una de las mujeres más hermosas que había visto.

-No tienes de qué - dijo ella. Un semáforo los detuvo en la gran avenida que era insurgentes; - además parecía que morirías si no te abría la puerta - lo miró extrañada, pero en su trono había algo dulce, algo que no hacía notar sus verdaderos sentimientos de cautela.

Leonel lo primero que observó, fueron sus grandes ojos que lo hicieron girar la cabeza frenéticamente hacia la ventana, pues eran como dos armas que apuntaban decididas a disparar. - No... es que...mi mamá esta... - realmente no podía decir la verdad, si lo hiciera en ese momento la bella mujer lo tiraría de puro miedo a la transcurrida calle y moriría aplastado, pero no había pensado en una excusa así que tragó saliva y vociferó lo primero que se le vino a la mente - ¡Si eso es, mi mamá está enfer... se cayó y se rompió un pie!

-Lo dices muy feliz, ¿no lo crees? - Arlette vio el semáforo conceder el paso y solo echó una fina sonrisa que Leonel no pudo ver gracias a que de la pena evitaba cualquier contacto visual. Mientras manejaba ella se acercó a su radio y apretando unos botones una melodía comenzó a sonar.

-¿apoco te gusta Enero? - volteó Leonel muy sorprendido.

Arlette afirmó suavemente esquivando un carro que pasaba a su lado -Lo extraño es que a un hombre le guste esa canción...

-Es que tengo una hermana... - los dos sonrieron y la platica se amenizó conforme el tiempo pasaba, hablaban de cualquier cosa, y así viajaron a través de la ciudad. En cierto momento al entrar a la avenida central, una grana avenida con varios carriles en ambos sentidos, solo separados por el sistema de trasporte colectivo. Así se encontraron  en medio de esta un aplazamiento policíaco que formaba una larga fila de carros de la cual no tuvieron escapatoria.

Leonel se dispuso a mirar el video que su amigo le había grabado, en él se divisaba los hombres hablando con la maestra y un acercamiento al logo que traían en el portafolio, era un rosa de los vientos de color blanca  - no quiso mirar más y se dispuso a mandarlo vía mensaje a su hermano Raúl junto a un mensaje que decía:

Ya voy para mi casa, 
ten cuidado con estos tipos.


-Esto no parece el alcoholímetro  - dijo Arlette ,- ni siquiera parecen policías -. Leonel le respondió con algo al azar, simplemente estaba inmerso en el video. El tiempo transcurrió lento mientras seguían hablando esporadicamente los muchachos, pero los ánimos de hablar se iban a pagando como un cerillo en el agua; pues ahora las contestaciones de ambos eran falto de emoción, pues rondaban por las diez de la noche y el cansancio de la clases los había abatido.

Al cabo de un tiempo faltaban ya un par de carros para que su turno de cualquier cosa que estuvieran haciendo les tocara, Arlette con tono cansado y un bostezo dijo -no parecen policías ... - al oír esto a leonel se le congeló la sangre y su corazón comenzó a dar latidos tan fuertes como si alguien estuviera golpeandolo desde dentro, miró tembloroso hacia delante y con miedo vio como la rosa de los vientos se marcaba en los trajes parecidos a policías.


-Arlette... - Leonel gesticulaba como un robot cada palabra que podía pronunciar y señaló hacia los hombres uniformados; - Por favor,acelera


-¿Que dices? - saltó de su asiento 


-acelera., acelera - al joven hombre le dolía el pecho, el miedo lo había echo preso de sentimientos que nunca pensó experimentar en su vida, veía la muerte sentada en el asiento trasero del carro, riendo  y tocando su hombro izquierdo con garras malditas. Un sudor acarició su frente y recorrió su nariz, la mujer notó el tenue brillo cristalino bajar lentamente  en el semblante de su compañero.


-¿Estas bien leo? - se acercó a él, pero parecía estar en un trance, no respondía a ningún llamado. Fuera del carro la mujer divisó a los hombres acercarse  con un aparato cuadrado y señalaban hacia el beetle, a ella también la tomó la desesperación.


-¡Bajen del auto! - un uniformado sacó una pistola y apuntaba hacia la conductora del carro, que presa del pánico sus ojos se llenaron de lagrimas, -¡bajen ya! - repitió el hombre soltando golpes en el vidrio.. Arlette comenzó a llorar y lanzar sollozos. No entendía lo sucedido, ella no era culpable de nada. Bajó la mano se disponía a abrir la puerta pero un fuerte tirón la detuvo y al mismo tiempo nada la tocaba. angustiada  intentó de nuevo pero no consiguió poner la mano sobre el botón por segunda vez. Busco consuelo en otra parte y eufórica miró hacia Leonel, cuyos ojos se iluminaban como la luna se cierne sobre la oscuridad absoluta, tenían  unos destellos amarillos.


Algunos pensamientos se mezclaron en la memoria de la mujer de ojos verdes y tez blanca, sintió como si un viento la arrollará con fuerza monstruosa nunca en su vida había sentido algo tan potente. Uuna llanura blanca se  dibujó como un lienzo en sus pensamientos, los escasos árboles se quemaban con auras negras, las imágenes de varios sucesos incomprensibles por ella pasaban frenéticamente hasta que solo en su mente anidaron esos brillos ambáricos que le hablaban sin que la voz de nadie se escuchara. Era el sonido de un hombre adulto, fuerte pero soñadora.


Arlette se movió como una serpiente guiada por el movimiento de una flauta, estaba hipnotizada, tomó la palanca de velocidades y aceleró a fondo llevándose en el camino a dos hombres que terminaron por estrellarse en el suelo...





CONTINUARÁ 


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